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El hombre que ahorró $2 billones al mundo
[Si estás leyendo esto y nunca has oído hablar de Jack Bogle, cuando termines el artículo, pregúntate por qué en tu banco nunca te contaron nada sobre él].
Cuando intentas cambiar el mundo primero te ignoran, luego se ríen de ti, después te atacan y finalmente tus enemigos abrazan el nuevo mundo que has creado.
—Mahatma Gandhi.
(Junto a Manuel Llamas, Luis F. Quintero, Domingo soriano y Luis Alberto Iglesias, charlamos sobre Bogel en este programa de «Tu dinero nunca duerme» de esRadio)
El patrón al que se refería Gandhi se repite en revolucionarios que han transformado industrias enteras, como Henry Ford en la automoción o Steve Jobs en la telefonía y la música. Del mismo modo, John Clifton Bogle (fallecido el pasado 16 de enero de 2019 a los 89 años) transformó y democratizó a lo largo de cuatro décadas una de las industrias más elitistas y restrictivas de la historia, la de inversiones y gestión de activos.
Jack, como prefería que le llamasen, era poco conocido fuera de la industria de la inversión. Sin embargo, su impacto en los ahorradores de todo el mundo ha sido mucho mayor que el de cualquier otra iniciativa privada o pública al respecto: La revolución que inició Bogle hace casi medio siglo le supone a los inversores de todo el mundo ahorrarse unos $155.000 millones al año, más de la mitad de todo el patrimonio invertido en fondos en España (ver Anexo 1 al final del artículo).
A lo largo de una inesperadamente larga y accidentada vida, Bogle consiguió democratizar la exclusiva industria de la gestión de activos —dominada por grandes bancos y altas barreras de entrada—, hasta convertirla en un servicio al alcance de todo el mundo independientemente del tamaño de su patrimonio.
Entrevista en InbestMe
El pasado mes de marzo el amable equipo de InbestMe.com me hizo algunas preguntas sobre el mundo de la inversión y mis opiniones personales. A continuación reproduzco una versión ligeramente más extensa de dicha entrevista.
El Quant Arrepentido
[Este post surge a partir de mi aparición en el programa de radio «Tu dinero nunca duerme» que se puede escuchar aquí, en el que hablamos, entre otras cosas, del peligro de los quants]
Un quant es alguien que quería construir puentes, motores más eficientes o entender mejor el Universo; pero descubrió que las facturas se paga más fácilmente desde el cubículo de un banco. El término viene del inglés quantitative analyst, o analista cuantitativo (por aquello de que «calcula y cuantiza» cosas).
Se trata de una especie relativamente moderna en el ecosistema financiero, antaño dominada por abogados y economistas tradicionales. Y aunque siempre ha habido actuarios y gente preocupada por medir y valorar con precisión, fue a finales de los años ‘90 cuando de verdad empezaron a crecer como champiñones dentro de las entidades financieras de todo el mundo.
Para los directivos de dichas entidades —cada vez más arrogantes y cortoplacistas ejecutivos con su MBA tatuado en la frente—, la llegada de los quants fue recibida como agua de mayo. Buscaban una manera de aumentar sus bonus de fin de año, y sólo veían tres formas de conseguirlo. Despidiendo gente, vendiendo más, o asumiendo más riesgos (con el dinero de los clientes, claro) .
(más…)El mensaje oculto de los índices
Spoiler para recién llegados al mundo de la inversión: A largo plazo, 9 de cada 10 fondos no consiguen batir al índice de referencia que pretenden superar. Esto quiere decir que el fondo de gestión activa (con ese «gestor estrella» tan de moda) que le ofrecen en su sucursal bancaria (o en el lujoso despacho de banca privada, como si fuera algo muy especial y exclusivo «sólo para unos pocos»), tiene solo una probabilidad entre diez de superar al índice. Índice con una probabilidad alrededor del 90% de resultar más rentable y en el que podría invertir hasta 70 veces más barato. Nos lo recuerdan cada año con puntualidad religiosa Pablo Fernández en España y para el resto del mundo los informes SPIVA.
Tras el estupor inicial —si desconocía esta realidad, tómese su tiempo para meditar en qué le han metido sus ahorros todos estos años…—, surgen algunas preguntas: ¿Qué se esconde detrás de esta superioridad de los índices frente a la gestión activa de fondos? ¿Se trata de una torpeza generalizada por parte de los gestores, o es consecuencia de la idiosincrasia de una industria con incentivos perversos?
Y la, para mí, cuestión fundamental, motivo de este artículo y de la charla que di en Value School (vídeo a partir del minuto 12:34): ¿Y si el éxito de los índices nos está diciendo algo mucho más importante y profundo sobre la naturaleza de los mercados, y por lo tanto son una pista de cómo debemos o no debemos afrontar las inversiones?
Un día en las carreras
Imagina que dos amigos te invitan a pasar un día en las carreras. No tienes ni idea de caballos, pero te apetece pasar una mañana divertida. Una mañana que no va a terminar como esperabas…
Fútbol e inversión
Los resultados del Mundial de Fútbol sorprenden a propios y extraños.
Equipos con tradición y grandes jugadores caen a manos de selecciones en teoría muy inferiores. ¿Cómo es posible que ocurra algo así?
La razón, como veremos, tiene mucho que ver con las estrategias de inversión.
¿A qué vienes aquí?
Antes de abrir cuenta en un broker, gestora o banca privada, propongo incluir la siguiente pregunta en el formulario de apertura al cliente:
—¿Qué busca Usted a la hora de invertir?
Seleccione una o varias opciones:
Importa lo que importa
¿Qué determina el éxito al invertir?
¿Podemos separar o aislar la suerte lo suficiente como para poder invertir con unas mínimas garantías de éxito?
De los factores que determinan el éxito de una inversión, ¿cuáles podemos controlar y cuáles escapan a nuestro control?
Para alguien que nunca haya invertido y se acerque por primera vez a este mundo, si se le ocurre consultar la prensa especializada o zambullirse en las redes sociales, parece que todo depende de si somos o no capaces de predecir el desenlace de los temas de moda y por consiguiente saber qué harán los mercados en el futuro.
Sin embargo, lo que está ocurriendo ahora en los mercados y en el mundo, lo que ocurrirá mañana y el mes que viene, poco o nada influyen en el resultado de una inversión bien planificada a largo plazo. Los factores que van a determinar el éxito de nuestra inversión están en otra parte. Y la buena noticia es que podemos controlarlos.
¿Volatilidad = Riesgo?
«Aquella mañana nadie pudo imaginar que John Appleseed decidiera, en vez de ir su oficina, acudir al centro comercial con su AK-47 y asesinar sin motivo aparente una docena de sus vecinos. Más tarde, un amigo suyo comentó entre lágrimas al canal de noticias:
—No entendemos qué le ha podido pasar, parecía tan normal, tan poco volátil…»
Según el diccionario, alguien o algo es volátil cuando cambia o varía con facilidad y de manera poco previsible.
Hablando de un activo financiero, su volatilidad o desviación estándar es una estadística que nos describe —simplemente con un número— cuánto se mueve el precio a lo largo del tiempo. Es decir, cuanta más volatilidad muestre un activo, más rápidas y extremas son sus impredecibles fluctuaciones.
El adjetivo «descriptivo» aquí es clave, pues la volatilidad sólo nos da la información observable de las pasadas variaciones del precio. No nos dice nada sobre la naturaleza y riesgo del proceso subyacente que la produce.
Mitos del pequeño (y no tan pequeño) inversor
En este podcast, Luis Alberto Iglesias y yo mantenemos en Value School una relajada charla sobre algunos de los mitos o falsas creencias que muchos inversores —de todos los tamaños— mantienen aún en su cabeza, perjudicando sus decisiones a la hora de invertir.
A continuación, la divertida lista (no exhaustiva, hay más…) con algunos de los mitos más curiosos y sorprendentes de la inversión con los que me he encontrado en la industria:
Wonder Woman atrapa un Bánkster
—A los bancos nos interesa mucho que las personas tengan una buena educación financiera, porque planifican más, son mejores ahorradores, gestionan mejor los riesgos y son deudores más responsables; …pero sin pasarse.
El banquero que hablaba, alto ejecutivo de uno de los tres bancos más grandes del país, respiraba con dificultad. Estaba sujeto por el Lazo de la Verdad de Wonder Woman. Un arma capaz de hacer confesar hasta al más ruin y mentiroso de los malhechores. Aunque éste, vistiendo un impecable traje de Armani y con sonrisa de anuncio, no lo pareciera.
—¿Qué quieres decir con “sin pasarse”? —preguntó Wonder Woman.
—Pues que si los clientes acumulan demasiada cultura financiera, se darán cuenta de la mayoría de los timos legales e ilegales que les colamos, descubrirán que somos prescindibles, y perderíamos el negocio.
¿Por qué (la mayoría de) los gestores de fondos son tan malos?
Aunque mucha gente aún no lo sabe, a estas alturas del partido debería ser de sobra conocido que tanto niños de parvulario* como chimpancés** invierten mejor que la inmensa mayoría de los profesionales responsables de los aproximadamente 25.000 fondos de inversión disponibles.
Por ojo, los experimentos llevados a cabo con «gestores» como los de la foto de arriba no revelan una habilidad exclusiva de niños o simios, sino que hacen evidente que prácticamente cualquiera, siempre que no esté sometido a los condicionantes e incentivos perversos de la industria y sepa lo que hace, puede llegar a gestionar mejor su cartera de inversión que acudiendo a los productos y servicios masificados que ofrece la banca.
Y es que los hechos están ahí y son irrebatibles: En general, menos de 1 de cada 10 fondos consigue batir a su índice de referencia en el largo plazo. Algo que amablemente (para escozor de las gestoras bancarias) nos recuerdan cada año Pablo Fernández en España y la agencia de Standard & Poor’s, SPIVA, a nivel mundial.
Frente a esta realidad, surgen dos preguntas (la primera de las cuales contestaremos en otro post):
- ¿Cómo es que los clientes siguen comprando fondos inútiles (que perjudican su patrimonio futuro) de forma masiva?
- ¿Por qué son tan malos los gestores profesionales de fondos? Es decir, ¿qué provoca que personas inteligentes y muy bien formadas acaben dando unos resultados tan decepcionantes a sus clientes?
Si no tienes tiempo de seguir leyendo, te adelanto ya una respuesta corta a la segunda pregunta de la que trata este artículo: porque no pueden evitarlo.
Pero si tienes un poco más de tiempo, sigue leyendo.
El gestor más grande del mundo
Ni Warren Buffett, ni George Soros, ni Ray Dalio. Ni ninguna otra superestrella de las que cobran cientos de millones al año y ocupan portadas. El gestor con más activos bajo su responsabilidad es un desconocido vecino de New York, menudo y discreto anciano con pajarita y barba blanca, que tiene bajo su responsabilidad más de 20 billones (20 trillions anglosajones) de dólares.
La irresistible narrativa de perder dinero
John Hussman es un respetado analista económico y gestor de fondos que lleva diez años perdiendo dinero prácticamente todos los años.
Su historia sorprende por dos motivos. El primero es su extraordinaria habilidad para perder dinero (un castizo diría aquello de «¡ni hecho aposta oiga!«). El segundo es que, con semejante trackrecord, hace años que tendría que haber cerrado su fondo (HSGFX), en una industria que quizá puede perdonarte 2 o 3 años de pérdidas, pero no una década entera:
El mejor fondo del año que viene
Los fondos son como los jugadores de fútbol. Hay miles en activo, y cada época tiene su Ronaldo, Messi o Maradona.
Así que dentro de diez años, en 2027, algún jugador de fútbol que hoy no conocemos recogerá el Balón de Oro.
Sabemos que si fuera español, será uno de los 576.062 niños federados que hay hoy (varios millones si contabilizamos el resto del mundo).
Pero sólo unos 1.000 jugadores juegan en España en Primera y Segunda División como profesionales, así que las probabilidades de que uno de esos niños debute en Segunda o Primera se reducen al 0.4%. Y sólo uno de ellos recibirá el Balón de Oro en 2027. ¿Tiene algún sentido especular hoy cuál de esos millones de niños será quien reciba el premio dentro de diez años?
De la misma manera, en España se comercializan unos 25.000 fondos; ¿es posible seleccionar hoy alguno de los fondos que dentro de 10 años va a conseguir batir su índice?
Fijaos que el problema al que nos enfrentamos no es si algún fondo superará su índice de referencia durante los próximos diez años —de hecho, aunque un 50% lo consiguiera, seguiría siendo como jugárselo a cara o cruz—; alguno lo hará. El problema práctico del inversor es: desde nuestro presente de 2017 (o de cualquier año), ¿tenemos manera de identificar qué fondo o jugador de fútbol, de entre los miles que existen hoy, será el que lo consiga dentro de diez años?