El coleccionista de errores
Muchas veces la gente me pregunta, ¿por qué leer tu blog?
No hago recomendaciones de compra ni de venta. Apenas comento la situación de los mercados. Ni siquiera comento noticias financieras aunque aparenten ser «superimportantes». Entonces, ¿qué es lo que ofrezco al lector?
Wonder Woman atrapa un Bánkster
—A los bancos nos interesa mucho que las personas tengan una buena educación financiera, porque planifican más, son mejores ahorradores, gestionan mejor los riesgos y son deudores más responsables; …pero sin pasarse.
El banquero que hablaba, alto ejecutivo de uno de los tres bancos más grandes del país, respiraba con dificultad. Estaba sujeto por el Lazo de la Verdad de Wonder Woman. Un arma capaz de hacer confesar hasta al más ruin y mentiroso de los malhechores. Aunque éste, vistiendo un impecable traje de Armani y con sonrisa de anuncio, no lo pareciera.
—¿Qué quieres decir con “sin pasarse”? —preguntó Wonder Woman.
—Pues que si los clientes acumulan demasiada cultura financiera, se darán cuenta de la mayoría de los timos legales e ilegales que les colamos, descubrirán que somos prescindibles, y perderíamos el negocio.
¿Por qué (la mayoría de) los gestores de fondos son tan malos?
Aunque mucha gente aún no lo sabe, a estas alturas del partido debería ser de sobra conocido que tanto niños de parvulario* como chimpancés** invierten mejor que la inmensa mayoría de los profesionales responsables de los aproximadamente 25.000 fondos de inversión disponibles.
Por ojo, los experimentos llevados a cabo con «gestores» como los de la foto de arriba no revelan una habilidad exclusiva de niños o simios, sino que hacen evidente que prácticamente cualquiera, siempre que no esté sometido a los condicionantes e incentivos perversos de la industria y sepa lo que hace, puede llegar a gestionar mejor su cartera de inversión que acudiendo a los productos y servicios masificados que ofrece la banca.
Y es que los hechos están ahí y son irrebatibles: En general, menos de 1 de cada 10 fondos consigue batir a su índice de referencia en el largo plazo. Algo que amablemente (para escozor de las gestoras bancarias) nos recuerdan cada año Pablo Fernández en España y la agencia de Standard & Poor’s, SPIVA, a nivel mundial.
Frente a esta realidad, surgen dos preguntas (la primera de las cuales contestaremos en otro post):
- ¿Cómo es que los clientes siguen comprando fondos inútiles (que perjudican su patrimonio futuro) de forma masiva?
- ¿Por qué son tan malos los gestores profesionales de fondos? Es decir, ¿qué provoca que personas inteligentes y muy bien formadas acaben dando unos resultados tan decepcionantes a sus clientes?
Si no tienes tiempo de seguir leyendo, te adelanto ya una respuesta corta a la segunda pregunta de la que trata este artículo: porque no pueden evitarlo.
Pero si tienes un poco más de tiempo, sigue leyendo.
El gestor más grande del mundo
Ni Warren Buffett, ni George Soros, ni Ray Dalio. Ni ninguna otra superestrella de las que cobran cientos de millones al año y ocupan portadas. El gestor con más activos bajo su responsabilidad es un desconocido vecino de New York, menudo y discreto anciano con pajarita y barba blanca, que tiene bajo su responsabilidad más de 20 billones (20 trillions anglosajones) de dólares.
La irresistible narrativa de perder dinero
John Hussman es un respetado analista económico y gestor de fondos que lleva diez años perdiendo dinero prácticamente todos los años.
Su historia sorprende por dos motivos. El primero es su extraordinaria habilidad para perder dinero (un castizo diría aquello de «¡ni hecho aposta oiga!«). El segundo es que, con semejante trackrecord, hace años que tendría que haber cerrado su fondo (HSGFX), en una industria que quizá puede perdonarte 2 o 3 años de pérdidas, pero no una década entera:
¿Brókers o ganaderos?
Tomando un daiquiri en la playa.
Así me imaginaba a mis clientes —traders particulares—, cuando empecé a trabajar en Bolsa. Los visualizaba relajados y bronceados, disfrutando de esa manera tan privilegiada de ganarse la vida que es hacer trading.
Lo que no me imaginaba entonces era lo que les pasaba a casi todos. Con el paso de los meses empecé a darme cuenta de que perdían dinero, mucho dinero. Tanto, que muchos cerraban su cuenta arruinados.
La naturaleza humana y los Factores de Inversión
¿Qué son los factores de inversión y su versión comercial, el Smart Beta? ¿Existen? Y si es así, ¿cuál es su origen?
Para contestar estas preguntas, recordemos una llamada telefónica clave de la película Drive (2011), Ryan Gosling pregunta: “¿has oído alguna vez la historia del escorpión y la rana?”
De la Wikipedia:
El escorpión y la rana es una fábula atribuida a Esopo, en la que un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río. La rana teme que el escorpión le pique, pero éste le promete no hacerle ningún daño pues si la rana se hunde, él se ahogaría también. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula «¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos», ante lo que el escorpión responde: «no he tenido elección, es mi naturaleza«.
El mejor fondo del año que viene
Los fondos son como los jugadores de fútbol. Hay miles en activo, y cada época tiene su Ronaldo, Messi o Maradona.
Así que dentro de diez años, en 2027, algún jugador de fútbol que hoy no conocemos recogerá el Balón de Oro.
Sabemos que si fuera español, será uno de los 576.062 niños federados que hay hoy (varios millones si contabilizamos el resto del mundo).
Pero sólo unos 1.000 jugadores juegan en España en Primera y Segunda División como profesionales, así que las probabilidades de que uno de esos niños debute en Segunda o Primera se reducen al 0.4%. Y sólo uno de ellos recibirá el Balón de Oro en 2027. ¿Tiene algún sentido especular hoy cuál de esos millones de niños será quien reciba el premio dentro de diez años?
De la misma manera, en España se comercializan unos 25.000 fondos; ¿es posible seleccionar hoy alguno de los fondos que dentro de 10 años va a conseguir batir su índice?
Fijaos que el problema al que nos enfrentamos no es si algún fondo superará su índice de referencia durante los próximos diez años —de hecho, aunque un 50% lo consiguiera, seguiría siendo como jugárselo a cara o cruz—; alguno lo hará. El problema práctico del inversor es: desde nuestro presente de 2017 (o de cualquier año), ¿tenemos manera de identificar qué fondo o jugador de fútbol, de entre los miles que existen hoy, será el que lo consiga dentro de diez años?
Antes pegarme un tiro que comprar piso
Toca escribir sobre al espinoso y polémico tema de por qué considero que hipotecarse es una de las peores decisiones financieras que uno puede hacer en su vida, y sólo en algunas circunstancias personales y económicas puede resultar una decisión sensata.
Tema muy polémico en este país porque, como con la política o el fútbol, existe una polarización extrema. Por un lado, sus fanáticos defensores, quienes muestran con orgullo el éxito de su caso personal, el de sus padres o el de algún conocido. Y por otro, los que han sido destruidos por el camino. Éstos últimos, quizá por la cultura española que hace del fracaso un tabú social, mucho más silenciosos y por lo tanto invisibles. En este post me gustaría simplemente exponer las razones que me llevan a pensar de este modo (no intento convencer a nadie, solo aportar ideas para que luego cada uno reflexione), inspiradas principalmente en los trabajos de Robert Shiller, Ricardo Vergés, James Altucher, Borja Mateo, Robert Kiyosaki y James Collins.
(más…)*Aclaración importante: Este post trata exclusivamente sobre la decisión personal de hipotecarse, y no se refiere a la inversión inmobiliaria como clase de activo en cartera (un animal totalmente diferente y del que hablaremos en otra ocasión) o actividad empresarial enfocada a conseguir rentas.
Instrucciones para arruinarse rápidamente en 20 tweets
1
Acaba de darse Usted cuenta de que no sabe qué hacer con ese dinero que no necesita, pero que tanto tiempo y esfuerzo le ha costado ahorrar.
2
Ante todo, no se informe de las posibilidades de inversión que existen. No compre libros sobre el tema, tan caros y exigentes en su lectura. No acuda a cursos impartidos por profesores y asesores independientes —si acaso, acuda a los que organizan los brókers, que sólo buscan lo mejor para Usted, por eso son gratis—. Confíe en lo que ha leído por encima en un par de blogs u oído en la radio mientras vuelve del supermercado. También puede escuchar a su cuñado, sin duda un experto que habrá ganado mucho dinero —o por lo menos alcanzado el tweet 18— por cómo habla de tal acción que ha doblado su precio, o lo fácil que es, según él, predecir qué hará el petróleo o el IBEX-35 mañana y forrarse.
3
Como casi todos los españoles también puedo, si la cantidad que ha ahorrado es importante, comprar ladrillo cuanto antes: todos le repetirán que es la mejor inversión de su vida y, casualidades de la vida, precisamente ahora que se lo pregunta al director de su sucursal bancaria es el momento perfecto según «los expertos».
4
Si el ladrillo le parece algo muy lento para forrarse y sigue sin saber qué hacer con el dinero ahorrado, pregúntele al director de la sucursal bancaria de su esquina por otras opciones de inversión. Él sabrá cómo indicarle, de entre los miles de productos de inversión existentes a su alcance, por qué precisamente el fondo o depósito que ofrece su banco este mes es, sin ninguna duda, el que mejor se adapta exactamente a Usted y sus necesidades particulares. ¡Qué afortunado!
Contabilidad emocional y volatilidad
Yo no siento que ganar Wimbledon me haya cambiado. De hecho siento como si me hubieran hecho partícipe de un sórdido secreto: ganar no cambia nada. Ahora que he ganado un Gran Slam, sé algo que a muy pocas personas se les permite saber: ni remotamente las victorias nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas, y las buenas sensaciones apenas duran comparadas con las malas.
—Andre Agassi, «Open: una autobiografía».
Si la volatilidad no es más que una medida de cuánto se mueve el precio a lo largo del tiempo; ¿por qué en la industria de la inversión se consideran sinónimos volatilidad y riesgo?
Sorprendentemente, la verdadera razón apenas tiene que ver con el riesgo real de perder el capital: Es la respuesta emocional del inversor a la variabilidad de los resultados a lo largo del tiempo lo que ha convertido a la volatilidad en el condicionante de inversión más importante para la mayoría de inversores. El inversor de carne y hueso ni vive ni siente en los resultados del largo plazo de su inversión, sino en las curvas del camino hacia él. Y es que para muchos inversores el camino importa, y mucho.
Los límites de la rentabilidad
Hace poco recibí la llamada de un antiguo amigo. Me pedía mi opinión sobre un “robot de trading” que le habían recomendado por Internet y que prometía rentabilidades entre el 30% y 40% al mes. Es decir, aproximadamente entre un ¡2.000% y 5.000% anual!
Sin preguntar más detalles sobre «la oferta», le planteé si veía razonable o factible que, invirtiendo hoy 10.000 Euros, pudiera conseguir diez millones de euros en dos años, más de 13.000 millones de euros en 4 años; o llegar a ser el más rico del planeta en 5 años. Y que esa «oportunidad» se la hubieran presentado precisamente a él en particular.
Se produjo un revelador silencio al otro lado de la línea…
En términos deportivos, la pregunta de mi amigo es similar a plantearse si un ser humano puede correr los 100 metros lisos en menos de 2 segundos, o saltar con pértiga una altura de 200 metros.
Ridículo. Es algo totalmente absurdo, y primera señal de alarma que nos tiene que hacer sospechar que algo no está bien en lo que nos ofrecen.
En el deporte, aunque no sabemos exáctamente y con precisión dónde están los límites del rendimiento deportivo, sí que podemos acotar y separar, aunque sea de manera aproximada, lo que podría tener sentido física y fisiológicamente, de lo absurdo.
Como en el deporte, y sin tener en cuenta ahora otros factores esenciales en las inversiones*, nos podemos hacer la misma pregunta: ¿existen también unos ‘límites naturales’ en la rentabilidad financiera?
La existencia de unos límites a la rentabilidad nos resultarían muy prácticos a la hora de filtrar propuestas de inversión. Todo aquel que nos prometa saltos de altura fuera de lo natural podríamos descartarlo sin perder más tiempo ni ilusiones en propuestas imposibles.