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Manifiesto

«Quien recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quien enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras».

—Thomas Jefferson
Forecasting

La tesis y objetivo fundamental de este blog es mostrar que conseguir unos resultados de inversión razonables está a nuestro alcance si seguimos unos principios básicos de inversión basados en aceptar la naturaleza de los mercados, tener en cuenta nuestras debilidades humanas (sesgos) y escuchar a nuestro sentido común.

Pero es extraordinariamente difícil —y un campo de minas, por mucho que una parte sin escrúpulos de la industria quiera convencernos de lo contrario con sus sofisticados y siempre nuevos cantos de sirena— intentar superar en el largo plazo el retorno total que nos puede dar una cartera indexada global bien diversificada en suficientes activos (como por ejemplo una ‘Cartera Botijo’ o ‘Austriaca‘).

No espere pues el lector recetas fáciles aquí para hacerse millonario rápidamente (como por ejemplo éstas). En ese sentido, este blog es para mayores. Es decir, está enfocado a inversores «adultos» que han aprendido —o están empezando a aprender— que no existe un Papá Noel que les sople las próximas 10 acciones que doblarán su precio el año que viene, ni el Ratoncito Pérez que le avisará una semana antes de que el mercado se desplome, ni el indicador mágico definitivo para sacarle 10 pipos limpios todos los días al EURUSD. Tampoco el Hada Madrina capaz de conseguirle derivados que protejan gratis su cartera contra pérdidas, ni gurús o sistemas capaces de lograr rentabilidades absurdas de cuento de hadas.

Un blog para inversores «creciditos» que han aprendido —al contrario de lo que se enseña en los Másters de ingeniería financiera—, que las últimas piruetas en las optimizaciones de cartera no son mejores que el tradicional gazpacho que pueden hacerse en casa. Tampoco esperan que un VaR condicional bayesiano hipervitaminado les vaya a proteger mejor del riesgo que el sentido común de nuestros abuelos.

Pero tampoco quiero dejar fuera a los neófitos. A aquellos que, con curiosidad y espíritu abierto, se acercan por primera vez al mundo de las inversiones. Por ello intentaré siempre utilizar un lenguaje lo menos técnico posible, exponiendo las ideas subyacentes y huyendo de la jerga propia de esta industria.

Esto implica inevitablemente ponerse del lado del inversor final en la batalla que se está librando: Una guerra entre la industria de fondos que prefiere mantener al cliente ignorante y dependiente de sus interesados consejos en los despachos de banca privada o sucursales bancarias, y los que buscamos proteger los intereses del inversor desnudando la cruda realidad de esta industria.

Ir más allá

Pero este blog quiere ir más allá de los abusos de una industria y la complacencia perezosa y cómplice de la mayoría de inversores. Considero que ambos, profesionales de la gestión e inversores finales, infravaloran la importancia del modelo del mundo que aplican consciente o inconscientemente a la inversión, subestimando riesgos ocultos de los que ni siquiera somos conscientes la mayoría de las veces:

«No es lo que no sabes lo que te mata, sino lo que crees conocer con seguridad».

—Mark Twain

La industria y sus clientes se centran en lo que se ve. Es decir, en epifenómenos que son necesarios —como son la infinitud de productos disponibles, los modelos estadísticos usados como mapas, la legislación y las variantes en los estilos de gestión—, pero sin profundizar en lo realmente determinante. Esto es, en las fuerzas subyacentes que generan esas rentabilidades y riesgos que terminan tarde o temprano en ser observables. De ahí mi interés por investigar y estudiar el ecosistema de las inversiones desde tres puntos de vista diferentes pero convergentes: el creativo, el empírico y el epistemológico.

Así, el propósito de este blog también es explorar, investigar y compartir los límites conceptuales y de validez de los paradigmas actuales referentes al mundo de la inversión. Se recorrerán pues territorios como por ejemplo los límites de la Teoría Clásica de Cartera, la diversificación y sus formas, la Hipótesis Eficiente, los sesgos psicológicos que sufrimos y su manifestación observable en los mercados a través del smart beta, el riesgo; hasta los diferentes estilos de gestión y estrategias a nuestro alcance.

«Nunca seas espectador de injusticias o estupideces; la tumba te dará tiempo de sobra para el silencio».

—Christopher Hitchens

Esto incluye, como decía más arriba, denunciar los abusos de la industria. No tanto los obvios que aparecen en prensa de manera recurrente (ejemplos de «fraudes duros» aquí y aquí), sino otros más velados que llamo «abusos intelectuales» o «fraudes blandos», que siguen siendo perfectamente legales a pesar del perjuicio que tienen en el cliente final.

La industria aprovecha su posición de autoridad en un país con (interesadas) carencias en cultura financiera, ejerciendo malas prácticas de manera legal pero éticamente injustificada contra el inversor final. Al final es ése inversor final, lego en inversiones pero que acude de buena fe a su sucursal bancaria «de toda la vida» (o al despacho más lujoso de banca privada si cuenta con un gran patrimonio), el que acaba pagando siempre de su bolsillo esté de acuerdo o no con lo que le venden, sea consciente de la manipulación o no.

Algunos de mis colegas podrán quejarse con razón de que muchos de los artículos de este blog —con sus definiciones, clasificaciones, opiniones, etc.— pecan de ser demasiado vagas, subjetivas, imprecisas o incompletas. Tienen toda la razón: deliberadamente prefiero sacrificar la precisión técnica con tal de mantener la claridad de exposición y que se entienda la idea que pretendo ilustrar.

Es decir, el objetivo de este blog no es ser referencia para el profesional que no lo necesita —ya existen docenas de blogs, libros y Masters con ese fin—, sino ponerme de parte de los intereses del inversor final. Esto implica ayudar al inversor sobrio a separar el grano de la paja más allá de tecnicismos, sesgos, mitos, modas y tramposos productos comerciales de la gran banca. Por supuesto, si el lector no llega a comprender algo, considere que la culpa es enteramente mía por no haber sabido explicarme mejor.

En resumen, el objetivo de este blog es investigar y compartir qué funciona realmente y qué no, y por qué. Colocándome siempre del lado de los intereses del inversor, intentaré desde estas páginas hacer un poco más sobrio al lector asiduo u ocasional.



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«Las dos armas más poderosas de todo inversor son: (i) Aceptar nuestra propia ignorancia, y (ii) ser conscientes de lo poco que podemos saber sobre el futuro.»

—Benjamin Graham

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